sábado, 31 de mayo de 2014

Un último caso


            Hace años trabajaba en la misma oficina. Se había retirado de la policía y a la semana se mandó a hacer un cartel que decía Ricardo Trepani Detective Privado, el sueño del pibe. Todos sus años de experiencia en las calles le sirvieron para llegar a este objetivo, desde chico vivió alimentado por historias de hombres de sobretodos beige, pipa y sombrero salvando a hermosas damas de piernas larguísimas, vestidos ajustadísimos con un tajo al costado que dejaba asomar sus piernas hasta el muslo y labios rojos que sostenían una larga boquilla para cigarrillos.
            Lamentablemente la realidad era otra. La mayoría de los casos eran por divorcios, engaños, mujeres que desconfiaban de sus maridos porque regresaban tarde de trabajar o esposos que desconfiaban de sus mujeres porque ellas de repente se cuidaban, bajaban de peso y se maquillaban más de la cuenta. No había tiroteos, espías, intrigas o persecuciones a alta velocidad, todo se limitaba a sentarse a esperar en la entrada de un edificio y tomar nota. Lamentablemente por culpa de sus investigaciones muchas parejas quedaban disueltas así que decidió vivir de su jubilación y dejarse de destruir relaciones que ya no lo eran, en todo caso que se encarguen ellos solos. Nunca más lastimar a nadie, llegar a la vejez le hizo ver la vida de otra manera, ya no quería más corazones destruidos por su culpa. Estaba guardando los libros, vaciando sus cajones y embalando todo en cajas cuando alguien golpeó a su puerta
     -Adelante
     -Buen día, Ud es el Detective Trepani?
     -Sí, pero ya me estaba yendo, discúlpeme..
Era un muchacho rechoncho de unos 40 y pico de años, algo calvo, con una camisa que le sobraba en el cuello y un saco que le quedaba corto de mangas, o la ropa era prestada o trató de combinar lo poco que tenía para venir a verlo arreglado. Una a favor era que no tenía anillo de bodas ni marca de haber usado alguno últimamente así que por lo menos no era uno de esos trabajos donde se destrozaban corazones. Bueno, se dijo, escuchemos, quizás mi trabajo de despedida me deje un buen recuerdo después de tantos años.
     -Disculpe, estaba buscando a una persona que conozco de la infancia y sé que Ud es bueno, me dieron referencias suyas.
     -Sí, digamos que soy de los que no sueltan el hueso. Pero le aclaro que engaños o sospechas de engaño no manejo más..
     -No, no se preocupe. Mire, le traje unas fotos. Esta es la chica que quiero encontrar, el de al lado de ella soy yo, salimos durante un tiempo en mi adolescencia y no puedo olvidarla, necesito verla y saber si está sola. No me gustaría llevarme una desilusión y encontrarla casada y con hijos... y feliz
     -A ver, déjeme ver.. La chica es esta rubia hermosa, alta de pelo largo?
     -Sí
     -Y el de la foto es Ud??
     -Sí, no diga nada. La vida no fue buena conmigo, igual esa foto tiene casi 30 años..         seguramente ella no es la misma pero no se preocupe le traje todos sus datos, nombre, parientes, última dirección que conozco de ella, todo.
     -Bueno, deme una semana y págueme parte de los honorarios ahora y el resto cuando la localice, veo que es algo fácil.
Se sentaron, hablaron de los costos, él le dio un par de datos más de esa bella chica de hace 25 años y se despidieron. A primera hora de la mañana fue al primer lugar que le pareció correcto para comenzar la búsqueda, su última dirección, con una buena excusa, juntar a todos los egresados de la escuela para festejar los 25 años . Ella se había mudado hace diez años pero sus padres seguían viviendo ahí y en diez minutos le dieron la nueva dirección de su hija. Llegó a su casa y se dio cuenta que era el trabajo menos redituable que había tomado en toda su carrera como detective, en cuestión de horas tenía todo resuelto. Llegó a la puerta y llamó al portero eléctrico, una voz apagada, eléctrica y distorsionda le dijo que ya bajaba. Era imposible adivinar como sería la mujer que bajaría, sacó la foto y la observó de nuevo, los dos estaban bellos, jóvenes y enamorados y se iban a reencontrar después de 25 años.
     -Sr, Marlowe?
Se dio vuelta y vió a la mujer más hermosa que había imaginado en su vida, piernas largas, un vestido que parecía pintado sobre la piel y una cabellera rubia que caía sensualmente sobre sus hombros descubiertos, tampoco tenía alianza de bodas ni marcas de haber usado una. Le sonrió con unos labios rojos y carnosos y le preguntó
     -Ud es de la escuela donde yo iba? No lo recuerdo..
     -No, en verdad me dijeron que trate de ubicar a la mayor cantidad de ex alumnos y si estaban de acuerdo en hacer una fiesta por  los 25 años. Si está de acuerdo la anoto, sería una pena organizarla y que no vaya nadie.
     -Por supuesto que iría, le doy una tarjeta mía, ahí está mi email, dígale a mis ex compañeros que cuando quieran, gracias.
     -Es un placer señora, gracias, estamos en contacto, hasta luego..
Caminó unas cuadras y se puso a pensar en lo fácil que habia resultado todo, demasiado. Se sentó en la oficina miró la foto, levantó el teléfono y marcó, cuando empezó a sonar colgó. Tomó la foto de nuevo entre sus manos y recordó su decisión de cerrar la agencia de Detectives, lo hacía para no destrozar corazones y estaba por volver a hacerlo. Lo llamó por teléfono y le contó su versión de los hechos. La chica se había mudado, estaba viviendo en la Provincia de Buenos Aires en un pueblito tranquilo, fue más fácil encontrarla que reconocerla, no se parecía en nada a la chica de la foto, tenía 5 chicos, y esperaba un sexto de su tercera pareja. Si no fuese por el nombre él se hubiera pensado que hablaba con otra persona pero iba al mismo colegio que el muchacho de la foto pero lo recordaba a duras penas. Le dijo que se olvide de pagarle, que estaba por cerrar la agencia y esto fue solo un trabajo de cortesía como despedida. Cortó y se dio el gusto de irse con la promesa cumplida de no destrozar un corazón nunca más en su vida.

martes, 27 de mayo de 2014

Fuera de Sistema

     Damián miraba por la ventana de su departamento, corría el año 2125. Le resultaba aburrida la vida tal cual era e imaginaba que podría hacer otra cosa además de cursar el colegio Online, mandar mensajes de voz, charlar vía Skype o las reuniones de amigos de los fines de semana vía holograma donde cada uno bailaba desde su casa e interactuaba con la otra persona que tranquilamente estaba en la suya. No había contacto, no había roce con las otras personas. La inseguridad y la informática hizo que salir a la calle sea solo una cuestión de necesidad, y si lamentablemente no sabías trabajar con una PC desde tu casa, tenías que hacerlo y poner tu vida en riesgo por unos pesos.
     Los fines de semana se comía en familia gracias a los nuevos TV con conexión a Interntet y la cabecera de la mesa siempre estaba ocupada (virtualmente) por sus tíos y primos, sus abuelos o por algunas parejas amigas de sus padres. Por las tardes era su hermana mayor la que tenía reunión de estudios con amigas de la facultad, él se conectaba desde su pieza y si no estaba jugando a algo se pasaba enlaces de videos con amigos. En una de esas tardes encontraron algo muy raro que los asombró y se unieron secretamente a esa cruzada, se hacían llamar “El Grupo”. La presentación del sitio mostraba videos del Siglo XX y principios del XXI donde la gente andaba en las calles, charlaba en las plazas y andaba en Skate y bicicleta por cualquier lado. Eso les asombró porque según el Estado la vida siempre había sido como ahora. Había un grupo de personas que decía que antes la gente salía, se juntaba y hasta se quejaba, lamentablemente no había pruebas de ello ya que todo el material de archivo del mundo había sido destruído por un virus informático y durante la primera mitad del siglo XXI el Estado recopiló casa por casa todo el material en papel y lo que se le haya escapado al sistema, los que escondían algo eran encarcelados. Según “El Grupo” este material era incinerado así como todas las pruebas de la vida antes del ataque informático y era para infundir temor al contacto y a la vida fuera de sus hogares. De esta manera, al tener a la gente aislada por sí misma, se evitaba que la gente se subleve. Por lo que Damián sabía hasta ese momento el mundo era así desde siempre, eso lo vió en la clase virtual de Historia del Estado; la gente vive en sus casas que para eso las construye el Estado, desde ahí maneja sistemas de producción, realiza ventas, compras y transaccciones y un grupo de personas sin capacitación seleccionadas por el mismo Estado son las encargadas de fabricar los productos, recorrer las calles y realizar la distribución casa por casa, al final era todo una farsa. Entrar a la web de “El Grupo” fué abrir una ventana a un nuevo mundo.
     Miró el material con unos amigos y decidió cometer una locura, unirse. Vió documentales que alguien subió a ese sitio con recetas para hacer Asados con carbón, como andar en bicicleta o patear una pelota que no sea virtual, como bailar con una persona que está delante de uno sin pisarla o golpearla accidentalmente, etc. Por lo que parece uno de los creadores del sitio tenía materiales en Casette, VHS y fotos Polaroids y fué recopilando más y más hasta que armó una base de datos enorme donde figuraban tecnicas para cortar el cesped, remontar un barrilete ( con planos detallados para armar uno), hasta clases de baile de salón o distintas técnicas amatorias con una persona real.
     Se anotó con un Nick y pidió permiso para entrar al grupo, para esto tenía que pasar una prueba. Había muchas personas con distintas necesidades y el Grupo era el encargado de suplirlas ante la falta del Estado. Recibió la orden de vestirse de negro, zapatos lisos para no dejar huellas y pasamontañas y le dieron una dirección donde tenía que cumplir su primera misión: tenía que ayudar a una chica que los necesitaba en forma urgente. Esperó que el sol caiga, se deslizó por la ventana y corríó en la oscuridad ocultándose de las pocas luces que había. Subió por el costado de una casa, contó la tercera ventana y ahí estaba la persona que había llamado al Grupo para que la ayuden. Golpéo el vidrio y ella lo dejó pasar ansiosa, lo estaba esperando, se sentaron uno junto al otro y ella lo tomó de la mano y le contó lo bien que le iba en algunas cosas y lo mal que le iba en otras mientras él acompañaba sus relatos con risas o abrazándola para consolarla. Al rato ella lo miró y le dijo “ lo que uds hacen es único, hace años necesitaba esto.” El no tenía idea que había un mundo tan hermoso y tan real fuera del sistema y ella , su primera misión, le abrió los ojos, en forma de pago la abrazó y le dijo “Este abrazo corre por cuenta mía, llamá cuando quieras”.

     Se despidió y salió por la ventana antes que se haga tarde para la próxima misión. Se puso el pasamontañas y la despidió apretando la mano de ella mientras le guiñaba un ojo. Corrió por las sombras solo unas cuadras porque ahí había alguien más esperándolo, tenía que ayudar a un chico a andar en bicicleta real en el living, su camino en la causa de “El Grupo” le gustaba y recién había comenzado.

viernes, 23 de mayo de 2014

Somos sombras

     No supo en que momento del día fué que pasó lo que pasó, pero cuando llegó a su casa vió algo raro sobre la pared del pasillo y retrocedió. No era una figura, era la sombra de alguien, un tipo alto y corpulento. Desde que vivía sola uno de los mayores temores que tenía era llegar a su casa y encontrarse con un ladrón agazapado esperándola para atacarla. Retrocedió lentamente y salió del departamento, sacó el celular de su cartera y vió la sombra frente a ella, giró bruscamente y detrás no había nadie. Volvió a mirar a la sombra y vió que esta imitaba sus movimientos. Levantó el celular y lo acercó a su oído y la sombra hacía exáctamente lo mismo pero con movimientos más rudos, bruscos. El celular cayó de sus manos y ella se tapó la boca al mismo tiempo que su sombra masculina.
     Entró a su departamento y caminó por toda la casa mirando como su andar felino contrastaba con esa sombra masculina de 1,80 y después de estar horas dando vueltas se resignó. Se sirvió una copa de vino mirando cuan ridícula quedaba esa sombra haciendo los movimientos estilizados de ella. A la tercera copa se levantó tambaleante y alegre, torció la luz de una lámpara de pié, puso música y bailó un tema de Madonna mirando a su sombra hasta caerse al piso de la risa. Cuando se dió cuenta que ya era hora de dormir pensó en el otro día, qué diría la gente cuando vea que una chica de 1,65 y delgada lleva la sombra de un hombre enorme? Cómo disimularía en el trabajo con tantas luces? Se bañó mirando hacia arriba buscando el shampoo, el jabón y la toalla a tientas y no bajó la vista hasta terminar de cambiarse, no quería ver a su sombra desnuda ni un instante. Al acostarse tuvo que apagar la luz, la sombra proyectada en su blanca almohada era mucho más grande que ella y le impresionó dormir sobre ella.
     Cuando se levantó trató de ignorarla y se vistió rápido, decidió desayunar afuera para planear cuales serían los movimientos del día; evitar lugares donde la sombra quedara expuesta sobre una pared, aprovechar amontonamientos de gente o los lugares donde no hay nadie y tratar en lo posible que la sombra quede del lado de la calle. Recorrió unas cuadras y encontró un café de esos con poca iluminación y entró a tomar algo, al atravesar la puerta un hombre la miró sorprendido mientras subía y bajaba la vista, ella le sonrió en forma burlona y pidió un café para llevar. Prefería pasar frío a soportar la mirada del hombre que descubrió su sombra enorme, se levantó las solapas, se sentó en el banco de una plaza y miraba como su masculina sombra llevaba el vaso de café humeante a su boca. De repente se sentó un hombre a su lado. Ni la miró, mantenía la vista al frente como si viera algo a lo lejos, o como si quisiera evitar ver a su alrededor. Ella agachó la vista para tomar otro sorbo de café y la vió, era su sombra, con un cigarrillo en las manos e imitando los movimientos del hombre que estaba sentado al lado de ella pero con más elasticidad, más soltura.

     El bajó la vista resignado y ambos se quedaron observando como sus sombras intercambiadas se miraban. Se rieron de la casualidad de encontrarse en el mismo lugar, se presentaron, contaron algo sobre como descubrieron el intercambio y cuando bajaron la vista ahí estaban las dos sombras sentadas, como ellos, pero tomadas de la mano.

martes, 20 de mayo de 2014

La Rosa roja

     La vida amorosa no era su fuerte, el decía que en vez de hacer el amor lo deshacía. Quizás su andar nostálgico y melancólico hacía que las mujeres se enamoren de él, con esa cosa de madres que tienen muchas que ven a un tipo así y les dan ganas de arroparlo, protegerlo y cambiarle la vida. Ese amor duraba lo que tardaban en enterarse que él no estaba triste, él era triste. Podían sacarle una sonrisa cada tanto, una rosa roja de regalo o mejorar su forma de andar tan desganada, pero de eso no pasaban y al sentirse inútiles lo dejaban pensando que ellas no servían. Lo que no sabían ellas ni nadie es que él tenía un mundo interior, escribía y mucho, poesías, cuentos, relatos, lo que sea. No podía dejar de escribir, era un artista de la desesperanza.
     Un día un amigo se puso a revisar sus cuadernos y le pidió permiso para mostrarlo en la Editorial donde trabajaba. “Sos oro en tinta” le dijo. Le contó mas o menos lo que sería un contrato standard para la distribución, porcentajes, reediciones, adelantos para próximos libros, permisos para ediciones de bolsillo, etc mientras él le decía que se lleve lo que quiera mientras abría las puertas de un placard y le mostraba que había mucho más de lo que se pensaba.
     Sus libros fueron un éxito inmediato, lo único que hizo con unos escritos fué cambiarle el nombre a los protagonistas que eran él y una de las tantas ex y se convirtió en su primer trilogía Best Seller “La Rosa Roja”. Se vendía en cantidades increíbles en todas las versiones: tapa dura, blanda, coleccionable, digital para Ipad, Ebook, lo que saliera era venta asegurada. Su primer libro de poesías tuvo tanto éxito que muchas de los poemas fueron convertidos en hermosas baladas que hablaban de amores perdidos, no correspondidos y de noches de alcohol tratando de olvidarlos. De repente se vió en tapas de revistas, le hacían entrevistas radiales y las mujeres morían por él.
     En una de las tantas firmas de libros que realizaba conoció a una hermosa mujer con la que estuvo horas hablando y sonriendo como nunca. Ella se quedó a su lado mientras agradecía a una por una por comprar su libro y les ponía una dedicatoria mientras recibía cientos de rosas rojas de regalo. Desde ese momento nunca se separaron, la rutina se volvió un paseo, ella le ordenaba las entrevistas, las presentaciones y aparecían los dos en las fotos sonrientes y enamorados. Solo tenía un problema, no podía escribir. Sus siguientes libros fueron un fracaso y ni siquiera podía escribir una poesía que no pareciera inspirada en una frase de un sobrecito de azucar, se pasaba noches deambulando por el pequeño altillo donde creaba, destrozando hojas y arrojándolas a las esquinas. Durante el día dormía o estaba malhumorado por la falta de horas de sueño y de inspiración. Una tarde encontró una nota que decía “Yo no soy tu verdadero amor, tu pasión está arriba, en el altillo. Te voy a amar siempre, besos.”

     El llanto duró lo que tardó en subir al altillo, poner una nueva hoja en la máquina de escribir y comenzar a tipear. De ahí en más todo fué cuesta arriba, su último libro fué llevado a la pantalla grande y con uno de ellos se realizó una novela en el horario Prime Time en la cual él era a partir de ahora guionista. Todas las noches que dormía en su casa ( a veces salía por ahí a tener alguna aventura con admiradoras a las que no les preguntaba el nombre siquiera) preparaba una hermosa cena, ponía velas, subía al altillo y dejaba una copa de vino junto a su máquina de escribir y cada tanto le dejaba una rosa roja.

domingo, 18 de mayo de 2014

El deseo cumplido

   
     Estaba preparando el patio para la reunión de los viernes con los amigos cuando en el cuarto del fondo encontró unas cajas que le había dejado su abuelo, se sentó en una de ellas y empezó a revisarlas. En la primera que abrió encontró una radio Spika vieja con funda de cuero, fotos sepias, un reloj pulsera pesadísimo, encendedores a bencina con detalles grabados, lapiceras a fuente y en el fondo de la caja una lámpara como la de los cuentos. Se rió de esa ocurrencia de dejarle a él todo lo que tenía, auto, casa, motos, una casa en el campo y unas cajas de cartón selladas con la orden que la abra solo él.. Dentro de ella no había nada de valor pero cuando vió las fotos de su abuelo siempre con la lámpara al lado o en el fondo, se río de su ocurrencia. “Sí, seguro!Es un mensaje para decirme que toda la fortuna del abuelo venía de una lámpara de los deseos“. Se rió burlonamente y la frotó con el antebrazo como en las malas películas y la dejó sobre un estante. De repente todo el garage se llenó de vapor y un genio apareció ante sus ojos.
-Gracias pibe, tu abuelo sabía que entenderías el mensaje, él me cuidaba mucho para que no caiga en manos de nadie..
-Entonces lo que tuvo el...?
-Fuí yo. Cumplo deseos y lo que consigo es estar fuera de la lámpara hasta que esta persona fallece. Tiene una sola cosa mala esto, al menos para mí, no vale pedir vida eterna, cosa que me encantaría porque no volvería más a esa vasijita, y tampoco se pueden pedir poderes ni... Para que no des tantas vueltas ni yo tampoco se resume en tres cosas: Salud, Dinero o Amor..
-Pero tengo las tres, o más o menos, cada tanto.
-Elegí una. Salud está bueno,un tipo saludable puede tener una vida larga lo que me ayudaría a mí también. Yo recomiendo esa siempre, me conviene y a la vez podés trabajar tranquilamente hasta el final de tus días y tener una vida sexualmente activa y prolongada..
-Es un embole eso, no me enfermo nunca y nada me cae mal? Coma lo que coma?
-Podés hacer lo que quieras con vos que nada te perjudica..
-No, no me gusta ese.. Prefiero comer una milanesa con fritas sabiendo que me revienta el hígado o tomarme un par de cervezas y sufrir una resaca. Que gracia tiene? Sería como comer ensaladas y tomar agua sin gas de por vida...No, quiero comer un asado sintiendo el chimichurri quemándome el alma , quiero engriparme una vez al año y tirarme una semana en la cama a ver películas sin que nadie me diga vago sino que me traigan todo para que no me levante y quiero cuidarme, quererme. Saber que hay ciertas cosas que no tengo que hacer para estar bien, para mí y para la persona que amo.
-Con que hubieses dicho que no, alcanzaba pibe. Listo, te digo el siguiente deseo por si necesitás una buena obra social por salame. Plata, dinero, biyuya... No te va a aparecer de la nada “pero” puedo hacer que adivines cada carta que te va a tocar de acá a la eternidad y cada número que se juegue. Solo tenés que apostar.
-Tristísimo!! Y cuál es la gracia? Ganar? El placer no está en ganar, está en jugar. En la expectativa de saber si esa puntita de la carta que se asoma es del mismo palo, si vas a ganar la falta envido con 26, si la cara de Poker del contrario significa que no tiene nada o que tiene todo y se quedó duro de la emoción. No me convence jugar sabiendo el resultado..
-Flaco, la próxima vez que veas una lámpara no la frotes porque un día va a salir uno cruzado y te va a pegar una trompada por tarado, es un consejo. Igual con esta pegan todos: amor. La que quieras es tuya. Solo tenés que declarártele y la tenés a tus pies.
-Cómo si pescara en una piscina? Qué gracia tiene? Yo quiero sacar lo mejor de mí, quiero que me digan que no, esa es la gracia!!! A mí me gusta seducir.
-Pibe, no sé que decirte pero lo que quieras es tuyo, lo que desées..
-Siempre deseo. Nosotros somos deseo, eso es lo que nos hace vivir. Porqué se piensa que la gente mejora, lucha o realiza proezas increibles? Porque desea algo, eso nos hace ser lo que somos.
-La única forma de liberarme es darte lo que quieras. Salud, plata o que tengas a la mujer que quieras a tus pies.
-Pero yo quiero tenerla por lo que soy. Quiero que vea que cada cosa que tenemos es porque me esfuerzo por darle lo mejor que puedo. Es algo recíproco, ella saca lo mejor de mí amándome y yo mejoro cada día más demostrándole que la amo y estoy dispuesto a todo por ella. Quiero desearla y que me desée. Quiero jugar a las cartas con mis amigos y apostar un asado o un cajón de cervezas y sufrir cada mano que se reparte sabiendo que me pueden pegar una verdugueada por semanas si llego a perder. Quiero tener lo que tengo sabiendo que hay algo mejor y que si me esfuerzo puedo conseguir algo más. Quiero desear, tener esperanzas, dudas, certezas, miedo, eso quiero..
-Eso ya lo tenés. Disculpame pibe, me voy..
-Pará, pará!! Fuera de salir de esa lámpara, no sabés tener otro deseo?
-No, no conozco otra cosa que cumplir deseos y pasar décadas o siglos encerrado.
-Bancame, vení que te presto algo de ropa y quedate un rato.
     Fué hasta la cocina, trajo cervezas, un maso de cartas, una picadita y preparó prolijamente la mesa dejándo al lado del genio un plato de porotos para anotar los puntos del Truco. Lentamente el lugar se llenó de amigos que se saludaban a los gritos y abrazándose como si no se vieran hace años, algunos venían con un colado que traía algo para la picada y todos, absolutamente todos, contando chistes, anécdotas y tratando de sacarles el celular a las nuevas y riendo a carcajadas. Le sirvió un vaso de cerveza fría, lo miró fijo y le dijo señalando a los amigos:
- Ves esto? Ahora sí vas a saber lo que es desear algo...- se frotó las manos y apoyando el mazo de cartas en el medio de la mesa le susurró- Cortá, te voy a mostrar lo que es ser un genio, vos sos mano.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Un reencuentro Face to Face

     Hace unos meses había abierto una cuenta en Facebook. De aburrido nomás, con sus casi 50 años se sentó frente a la PC y puso una foto de él en la que estaba más o menos pasable. Lo que más hacía era seguir páginas de chistes y de noticias, y se sentaba todas las tardes a compartir chistes y comentar publicaciones con sus “Amistades”. Siempre se reía de ese término, pero era el que se utilizaba en la Red, así que siempre cuando entraba o salía saludaba a sus “Amigos” y ponía un videito musical o una fotito con una frase.
     Una mañana entre las solicitudes vió un nombre que le hizo volver a su adolescencia, abrió el enlace y era ella. No lo podía creer, estaba tan hermosa como hace casi 30 años. Aceptó la solicitud y se paró a preparar unos mates cuando escuchó el sonido de un mensaje en el Facebook. Lo dejó, podía esperar, total el Face no es algo urgente seguro era alguien para responderle algún comentario político que puso o cargarlo por el empate sobre la hora. Estaba pensando en una buena respuesta en caso de que sea una verdugueada mientras seguían sonando los mensajes cuando vió que había casi 10 y eran todos de ella. No sabía que hacer, si los abría ella se daría cuenta que los había leído y si se desconectaba también así que se quedó mirando la foto de su primer amor y recordando todo lo que habían vivido juntos. Fueron pocos meses pero el amor que tenía por ella era tan real que cuando él cayó en un pozo depresivo debido a problemas familiares, laborales y de estudios, prefirió dejarla a arrastrarla con él o que vea como lentamente se autodestruía. Tomó un par de mates y se dispuso a hablarle, se saludaron, recordaron viejos momentos, se confesaron que ambos habían sido el amor de sus vidas y luego empezaron a contar sus historias. Ella tenía dos hijos, la parejita. El tenía 3, dos nenas y un nene. Ella estaba casada con la misma persona hace 19 años, él 17. Ella tenía una casa grande con Jardín, la compraron a medias. Él tenía un departamento en Capital Federal con vista al frente.
     Estuvieron durante horas hablando y preguntándose que sería de ambos si el noviazgo hubiese seguido. Finalmente él le aclaró que si hubiese sido así la vida de los dos hubiese cambiado completamente. El que no hayan seguido juntos hizo que cada uno conociera a otra persona, casarse, tener hijos maravillosos y un hogar. Se rieron de la conclusión y prometieron seguir hablándose en un futuro. Él se levanto y miró hacia los costados y ahí estaba, con casi 50 años alquilando la misma habitación de pensión con baño compartido hace casi una década, sin hijos, trabajando por dos mangos y solo, como siempre. La seguía amando y lo que hizo fué para cuidarla, no podía decirle la verdad y prefirió inventarle esa historia de hombre felizmente casado y con hijos para que ella siga teniendo la imagen de ganador que ella merecía hace 30 años. Prefirió mentirle.
     Y ella también..


sábado, 10 de mayo de 2014

Contalo como un cuento

     A simple vista era un simple espejo. Apareció de la nada en medio del parque y cambió la vida de muchos, para mejor, para peor y en algunos casos para terminarla. Dicen que el primero que lo vió se acercó y al ver que no había nadie se lo quiso llevar, pero quedó petrificado delante del miedo. Por lo que parece el espejo te mostraba tal cual eras. Me explico, cuando te parabas delante de él te mostraba tu verdadero ser. No eras un paquete de ropas, lindos peinados y gestos, mostraba tu alma, tu esencia, tu verdadera personalidad. Así este pibe, el primero que lo vió y terminó sentado en el bar contando a todos lo que había visto y pidiendo que nadie se acerque, se vió a él mismo, al más malo del barrio, llorando en un rincón, pidiendo un abrazo de sus padres, llorando por amores perdidos y suplicando perdón por tantas oportunidades desperdiciadas a todos. Lamentablemente muchos creyeron que era un delirio causado por el alcohol y andá a saber que otras cosas y culparon a esa mezcla y a su histeria de su final bajo las ruedas de un camión. Una de las mujeres puritanas vió su verdadero ser bajo un joven musculoso, fué lo último que se supo de ella y de uno de los ayudantes del fletero del barrio. El más sensible y caballero de la zona se vió a sí mismo desencajado tratando de salir del espejo y de si mismo, gritándoles barbaridades a las jovencitas y mandándolos a todos al carajo mientras se arrancaba la ropa y se despeinaba su engominado jopo.
Muchos al ver su verdadero ser abandonaron el barrio por vergüenza, porque fueron en busca de lo que el espejo les mostraba o se mataron porque no soportaron la realidad. Solo uno logró vencerlo. Cuando lo fuí a ver al bar ya era un viejo y lo veneraban como si fuese un prócer. Le pedí permiso para sentarme y me contó tal cual fueron las cosas.
  • -Fué simple curiosidad jovencito - me dijo mientras hacía señas de que me sirvan algo- Ví que todos tenían algo escondido dentro de sí mismo y escapaban de eso o iban en busca de eso. Yo no, me quedé mirándolo y me ví solo, sentado en una esquina de una habitación, a veces chico, a veces adolescente y a veces como un muchacho de ventipico como era.. pero siempre solo y llorando. Al principio venía al bar y me sentaba a verlo de lejos para ver lo que encontraba en esa imagen, me tomaba una cerveza y volvía y ahí estaba de nuevo, llorando con los brazos cruzados en el pecho como abrazándose a sí mismo, a mi mismo, o como sea. Pero siempre la misma posición. Pasaba horas mirándolo, esperando que me diga algo o haga algún gesto, pero nada, ahí estaba yo de un lado del espejo llorando desconsoladamente y del otro mirándolo y pensando como podía ayudarlo, Me dolía verlo así o verme así, como sea, nunca supe como decirlo. Un día ví algo que no me había llamado nunca la atención, un pedacito de madera que asomaba entre sus brazos cruzados en el pecho y reconocí un marco de una foto, me levanté, corrí hasta mi casa y busqué entre las fotos de la cómoda, y era una foto de mi vieja a la que tanto hice renegar pensando que sería eterna y se fué, sabiendo que siempre iba a ser un sinvergüenza. Me pegué una ducha, me puse las mejores ropas, compré unas flores y la fuí a ver, me senté delante de su lápida y le pedí perdón por no cuidar lo que más quería ella en la tierra que era yo, le dejé las flores y me fuí. Cuando volví al bar me pedí una gaseosa y me cargaron un rato estos salames pero ya se acostumbraron con el tiempo, me fuí a sentar delante del espejo y cuando me senté en el piso mi reflejo no estaba atrás llorando, estaba sentado delante mío. Levantó la vista, me sonrió y me dijo “Gracias Tanito”, se levantó y se fué. Me quedé un rato esperándolo o esperándome y nada, me vine al bar y cuando me senté en la barra miré por la ventana y el espejo no estaba más... Así de simple.

Me despedí de él pero antes le pregunté si podía publicar lo que había pasado en ese pueblo con toda esa gente y como él había vencido al espejo y me dijo: “contalo como un cuento, si decís que es en serio no te va a creer nadie”.

jueves, 8 de mayo de 2014

Pequeño Manual para escribir Editoriales

Pequeño Manual para escribir Editoriales:
1- No le hable diréctamente al lector, siempre refiérase a la Sociedad y nómbrela de tal manera que el lector se sienta fuera de ella y no se sienta culpable por que el mundo es como es.
2- Échele la culpa a los políticos corruptos y no al lector que vota para que la economía vaya bien así puede terminar de pagar la heladera sin importarle que haya chicos sin comer.
3- Nunca hable de religión, de fútbol o de política partidaria. La gente necesita aferrarse a cosas que las haga sentirse felices, aunque sea una vez cada tanto, y a quien culpar cuando las cosas van mal.
4- Nunca diga que es K o Anti K, ni tampoco que no pertenece a ninguno de los dos. La gente retrógrada no sabe de matices políticos ni de grados de estupidez.
5- Use comillas para resaltar frases aunque sean suyas, le da cierto aire de importancia como si lo hubiese dicho una persona célebre por más que ud. escriba las tonterías de siempre.
6- La gente no quiere saber la verdad, prefiere que le mienta y que le diga que el mundo es como es por culpa del otro que no hace nada y no del que acaba de leer esta frase.
7- Nunca diga cosas como: “Todos los militares son asesinos y lo demuestra la historia, así como también todos los presidentes civiles fueron abogados y así estamos, en la ruina”. Los militares no entenderían la frase pero los abogados sí.
8- Nunca diga frases como: “estamos así por culpa de los políticos”, la gente ya lo sabe y a los políticos no le importa lo que ud diga.
9- Utilice tranquilamente frases como “la juventud está perdida” o “todos los hombres son iguales”, pero nunca diga “las mujeres son todas iguales”. Los jóvenes no leen y los hombres siempre se creen que hablan de otros.
10- Nunca hable de Cultura y Política en la misma frase salvo que sea para nombrarlas sin combinarlas. Es como nombrar camisa y jogging, está bien si habla de indumentarias pero juntas esas prendas se ven ridículas.
11- No se ría de la gente que cree que compartiendo una foto en Facebook cura el cáncer o que si pone “Me Gusta” en otra Dios irá a su casa. Hay gente que crée en eso y también crée que las 3732 personas que la siguen son amistades.

12- No escriba Editoriales.

miércoles, 7 de mayo de 2014

El Monstruo del ropero

Le costaba dormirse, según el padre era normal que eso le pase a su edad, que eran miedos infundados por leyendas urbanas, que a todos les pasa hasta que te hacés grande. A él no le importaban los demás, le importaba él. Se esforzaba para dormir sin importar si del miedo tuviese pesadillas, de la pesadilla te escapás despertando pero de la realidad no hay salida. No sabía que era peor, si la imaginación de cosas extrañas en su cabeza o prender el velador y adivinar formas amenazantes en cada sombra. Un saco podía ser un hombre entero, una mochila en el piso un asesino acurrucado, una media tirada una víbora desplazándose hasta sus pies. Si prendía la luz venía el reto así que prefería pensar en cosas lindas para dormirse, pero era casi imposible.
            Antes del último intento de mantener los ojos abiertos repasaba mentalmente si había cerrado todo, las ventanas por si entraba un asesino, las puertas por si el asesino tenía llave de la calle o entraba por la ventana de la cocina o la pieza de los padres, hasta la puerta del ropero era una amenaza. Pensaba que dentro del ropero había algo escondido y todas las tardes revisaba entre la ropa antes del anochecer, sin la luz del día no se atrevía a hacerlo. Sabía que era una tontería, si no hay un asesino a la tarde seguramente a la noche tampoco, pero eso lo pensaba por las tardes, apenas empezaba a oscurecer la duda de que había algo entre la ropa se transformaba en certeza.  Al caer el sol lo mandaban a bañarse y sabía que después vendría lo peor, comer y acostarse. Cómo si las amenazas se sirvieran de la noche para atacarte o que prefieran comerte después de la cena y la ducha para comerte bien lleno y sin tanta mugre encima. Lo mejor era poner una silla frente a la puerta del ropero. No impedía la entrada de monstruos pero al menos si intentaba salir del ropero se enteraría y podría correr hasta la habitación de los padres.
            Según le contó un amigo que era todo un estratega y había ideado un sistema muy bueno de detección, lo mejor era poner juguetes encima de la silla, muchos, así cuando caen hacen ruido, y tirar mucha ropa en el piso, lo mejor era poner camperas de las gordas, todas las zapatillas bien desparramadas para cubrir todo el rango de la pieza y algún que otro pantalón con las piernas abiertas para que cubra más, eso es bueno, así se le enreda en los pies y se cae para dar tiempo a huir. Los padres piensan que los chicos lo hacen porque son unos sucios, desordenados o simplemente vagos. Nunca van a saber que es parte de la supervivencia en la niñez y se empecinan en acomodar las zapatillas por par asomando las puntas apenas debajo de la cama y guardar la ropa en cada cajón, lo que hace que la noche siguiente el que tiene que tomarse el trabajo de desparramarlo es uno. Si no hacen eso los monstruos abren la puerta del ropero como si nada y te matan sin darte tiempo a decir ni mu. Él no sabía porque a alguien a punto de morir atravesado por una garra se le ocurriría decir mu en vez de auxilio, ayudenmé o simplemente pegar un grito. Tampoco quería averiguarlo.
            De repente vió que del ropero salía una luz y se escuchaban ruidos de pasos. Se acurrucó contra un rincón, el más alejado, mientras tanteaba en el piso para no caer enredado en sus propias trampas cuando el monstruo entre. De repente los pasos se hicieron cada vez más audibles y se detuvieron del otro lado, vió una sombra que aparecía por debajo y sintió que el picaporte del ropero se movía. Quedó acurrucado en la punta de su habitación tapándose la boca para no gritar, sentía que las manos no le alcanzaban para tapar ese alarido de terror que asomaba y tomó una media y la colocó en su boca. Un grito ahogado asomó entre ese amasijo de lana que tenía apretado entre los labios: “Mmu”. Se quedó palido y pensó, es el momento, voy a morir, al final era cierto y decías mu antes de que te maten. Estaba a punto de correr cuando escuchó una voz del otro lado del ropero que decía. “Qué hacés levantado?” “Nada mamá, ya me acuesto”, respondío otra voz. La sombra se alejó del marco inferior de la puerta y los pasos se alejaron.   Espero unos minutos y  del otro lado se hizo silencio, se acercó lentamente esquivando sus propias trampas, miró por la cerradura del ropero y ahí estaba, los padres le decían que no existían, que era una leyenda urbana, que adentro del ropero no había nada, pero había y el lo vió. Era real, un chico de carne y hueso, con un pijama con colores estridentes y amenazadores, acurrucado en su cama y abrazando un oso, seguramente esperando el momento para atacarlo, mientras él dormía.

La Carta Fallida ( Para mi amada Mónica)

           Quería explicarle cuanto la amaba, sabía que era bueno para decir esas cosas pero esta vez lo quería hacer por escrito. Tenía la esperanza de que ella lo relea cada vez que lo extrañe y le quería decir todo lo que sentía de un tirón, le resultó imposible. Una cosa es decirlo de frente, la mirás, le decís algo lindo, le das un beso corto porque te tentó ver como se muerde los labios cada vez que le decís cosas lindas y seguís. Pero escribirle a alguien que amás de esa manera es difícil. Se sentó, tomo una birome y pensó que era lo que quería decirle, pensó en su figura y se entretuvo recordando cada curva de su cuerpo, quería  decirle que era lo que más le gustaba de ella fisicamente pero cuando pensaba en ese hermoso cuerpo los recuerdos venían a la mente y se quedaba largo tiempo mirando el techo y recordando cada milímetro de su cuerpo. No podía pensar en una sola parte de ella sin detenerse a pensar en cada uno de los instantes en que estuvieron juntos y se disfrutaron uno al otro. Era imposible seguir así, se puso a mirar fotos en la PC pensando que de esa manera podía escribir sobre algún momento especial pero cada una de las imágenes lo llevaba a ese momento. Recordaba cada sonrisa, sus caídas de ojos, el tick que tenía ella y que demostraba que estaba nerviosa, bajaba la vista y se acomodaba el pelo detrás de la oreja o hacía rulos y los deshacía mientras sonreía cómplice. Cuando hacía eso él sabía que la tenía a sus pies.
            Cómo explicarle lo que sentía si cada recuerdo la traía a ella a su lado nuevamente y lo distraía? Necesitaba decirle que la amaba desde el primer día. Eso!! Le iba a explicar la sensación del primer beso interminable, de la despedida después del primer encuentro que duró más que la película y la cena juntos. De que no podía dejar que ella se vaya dándole el último beso entonces el le respondía con otro y ella con otro y así.. Era como un cortá vos primero pero con los labios. Cuando se dió cuenta estaba pensando en la primera cita hace 40 minutos. Imposible. Cómo decirle que la amaba como el primer día después de 10 años juntos? Justo él, que pensaba que la amistad entre el amor y la mujer existen y que era lo que quedaba después de convivir 5 años con alguien.

            Trató de pensar en decirle que la amaría toda la vida y que le gustaría envejecer con ella pero se puso a imaginar como sería la vida juntos dentro de unos años, las tardes en el patio tomando mate en la sombra viendo a los nietos correr, la vió sentada a su lado en el sillón viendo en la tele películas que ahora son clásicas pero cuando se conocieron fueron al estreno, la vió a ella ya mayor y a él también y tan enamorados como el primer día que se cruzaron. No podía escribirle todo lo que sentía, lo que la amaba y lo que quería para el resto de sus días, entonces agarró una hoja, un lapiz y le escribió esto, ella lo iba a entender.

El Ciclo

             Entró al bar como todas las mañanas y se sentó en la mesa de siempre. Saludó con una sonrisa al mozo y sacó su agenda y su Smartphone para empezar a organizarse cuando la vió a ella en la mesa contigua. No podía ser tan hermosa, ni siquiera la tristeza que emanaba de sus ojos opacaba el brillo de su rostro. Estaba con un codo sobre la mesa y se pasaba una mano nerviosa por la cabeza mientras que con la otra sostenía un libro de poesías abierto. Estaba buscando una excusa para hablarle cuando vió que una lágrima se asomaba de sus ojos. Tomó un pañuelo de papel y se lo alcanzó sonriéndole..
-Hola, tomá, me encantaría saber que estás leyendo. Debe ser bueno..
-Gracias. No, es malísimo..
-Las lágrimas dicen lo contrario..
-Las lágrimas dicen que mi novio es un estúpido, con un tipo así cualquier libro te hace llorar, disculpame - Se limpió las lágrimas y cuando levantó la vista el estaba parado delante suyo.
-Puedo desayunar con vos? Son 10 minutos y me voy, tengo que ir a trabajar.
            Ella sonrió por lo osado de la propuesta y se dejó llevar, era simpático, atractivo y educado.
-Sentate, pero no pediste nada todavía
-No hace falta, desayuno siempre lo mismo..
            Cuando terminó de decir eso el mozo estaba poniendo delante de él un cortado, dos medialunas, jugo exprimido y un vaso de agua sin gas. Ella le contó que estaba cansada de salir con un inmaduro, que había dejado de ser la pareja para ser la madre del novio, él no tenía responsabilidades y lo echaban de todos los trabajos, no rendía los exámenes de la facultad, no respetaba horarios. Había confiado en el amor de ella y se había descuidado totalmente. Quería un hombre, no un hijo. Alguien que la cuide y la valore, quería sentirse una mujer amada y respetada.. El miró su reloj, sacó dos billetes los puso encima de la mesa, le tocó la mano y le sonrió.
-Sos hermosa y no quiero perder la oportunidad de verte de nuevo. Te cuento, desayuno todos los días a las 07:35 hasta las 8 que entro a trabajar y almuerzo desde las 13:10 hasta las 14. Te dejo mi tarjeta, ahí tenés mi dirección, celular, mail, todo.. No sé como ubicarte pero de ahora en más voy a estar esperándote en esta mesa todos los días.
            Le dió un beso en la mejilla, miró el reloj de pared del bar y se fué poniéndose el saco. Eso  era lo que ella buscaba. Un tipo seguro que tenga confianza en si mismo, que a pesar de lo que se le cruce respete sus responsabilidades. Que desayune sano y no lo que queda de la cena y que sea elegante. Un hombre, no un pibe de 30. A las 13 ella lo estaba esperando. Hubiese venido antes pero se entretuvo despertando al ahora ex para explicarle que esto no daba para más.
            Desde el primer día congeniaron en todo, acomodaron horarios para verse, para ayudarla a ella en los parciales, para ir al cine, todo. Él estaba en su mejor momento en el trabajo y el poco tiempo que le quedaba se lo dedicaba a ella e hizo lo peor que podría haber hecho, enamorarse, eso le hizo perder la cabeza. A la semana de empezar a salir olvidó la billetera y ella pagó su desayuno y almuerzo. Después empezó a sentir el cansancio y se quedó dormido, no pudo desayunar con ella y para recuperar el tiempo perdido se quedó trabajando en la hora del almuerzo. La llamaba varias veces al día lo que hizo que descuide su desempeño en la oficina. Traía el trabajo a casa para recuperar lo que no hacía durante el día pero se entretenía con ella y perdió el ascenso. Empezaron a discutir y el empezó a descuidarse.
            Un día entro al bar a las 07:50 y ella no estaba. El mozo le sirvió el desayuno y le entregó un papel que ella había dejado, lo abrió y en el decía:
                                                No sos el tipo que conocí.. chau.
            Se abandonó totalmente. Sin ascenso y sin la mujer que amaba no le importaba nada. Un día entró al bar totalmente desaliñeado, con una barba de días, una mochila en lugar de un portafolios y se pidió una cerveza. De una mesa cercana una chica lo vió enseguida. Eso es un hombre, se dijo. No le importa la ropa, la presencia, nada, y desayuna cerveza y no esa mariconada de tostaditas con jaleas y una lágrima. Le sonrió cada vez que él la miraba hasta que terminaron hablando en la barra hasta que de la oficina lo llamaron para preguntarle si hoy iba a trabajar.
            Él se enamoró perdidamente de nuevo.. Recuperó la confianza en si mismo, volvió a los trajes, recupero el puesto y hasta consiguió el ascenso. Un día entró al bar puntual, a las 07:30, se sentó en la mesa de siempre, sacó su agenda, el smartphone y colgó el saco en el respaldo de la silla de siempre. El mozo se acercó, le dejó el desayuno sobre la mesa y un papel doblado que decía
                                                No sos el tipo que conocí... chau.


Y Dios creó el amor

            Era el primer hombre y tenía a la mujer más bella, no porque fuera la única sino porque era realmente bella y pura. No existían los malos pensamientos así que verla desnuda no le despertaba ningún deseo, verla hacía que todo pareciera un Paraíso sin importar que ese sea el lugar donde estaban. Los días no transcurrían estando a su lado, no envejecían, el mundo era hermoso y era solo de ellos, no importaba donde caminaban, eran uno, y eso, hacía que el lugar fuese un Paraíso.
            No existía el sufrimiento, el olvido, las causas ni las consecuencias, los árboles no daban frutos, se los ofrecían y el agua era cristalina y tibia. No existía el frío ni el calor, ni el miedo.
            Dicen, algunos, que ella probó una manzana y se la ofreció a él engañada por una serpiente y para no quedarse sola lo engañó a él para que la muerda. Otros dicen que él no quiso dejarla y con una lágrima en los ojos prefirió irse con ella a quedarse solo. Yo soy un romántico o un iluso, prefiero la segunda opción a pensar que el engaño fué el primer gesto humano antes que el amor. Imagino a ambos mirándose a los ojos, ella diciendo disculpame no sabía las consecuencias y él respondiendo no te preocupes, esto no va a ser lo mismo sin vos mientras muerde la manzana.
            La expulsión del Paraíso debe ser lo mismo que nacer, dejar de estar en un lugar tibio, apacible, confortable, sin cambios ni imprevistos. Un lugar donde no se conoce el miedo, los sentimientos buenos o malos. Nada. Y de repente salir a conocer todo, los sonidos, gritos, olores, el dolor, los abandonos, las pérdidas y los desencantos. El dolor físico y el del corazón. Dicen que él prefirió seguirla, acompañarla, nacer con ella y cobijarla como recibimos cobijo nosotros de los brazos de nuestra madre al nacer.

            Fuera del Paraíso los encontraba un mundo nuevo, este mundo. Pasaron miles de años o millones, el agua ya no sabe a agua, el cielo es cada vez mas gris, el aire lentamente se vuelve irrespirable y los árboles no nos ofrecen sus frutos, nosotros los sacamos. Dicen también que él una vez construyó un hogar, tomo una piedra y la puso frente a la entrada y en ella talló: “ El Paraíso está, donde ella está”. Dicen..

Fuera de la ley

            Se crió en una casa donde las frases más comunes eran: “Decile que no estoy”, “Mañana le pago” o “No me avisaron que pasaste ayer”. Aprendió a machetearse antes de aprender los verbos, a coimear a un agente antes de manejar, a pagar por sexo antes de que le importe y a hacer echar empleados antes de tener un cargo.
            Para estudiar su carrera en la facultad hizo embargar a sus padres, para conseguir el amor de la mujer que deseaba hizo golpear a su novio y para conseguir su título pasó un sobre importante.
Le debía a cada Santo una vela y las pocas que puso nunca las pagó. Vió una oportunidad de hacer una carrera política y prometió igualdad, escuelas, empleo, mejoras y humildad, antes de prometer esto último puso los bienes a nombre de su esposa.
            Los empresarios que hablaban con él sabían que una de las mayores preocupaciones de ese gobierno era el cuidado del medio ambiente, pero por un buen porcentaje él te dejaba contaminar la otra mitad. También sabían que les gustaba el perfume francés, la seda china y las alfombras persas, pero las prostitutas podían ser de cualquier país.
            Iba a los colegios a repartir guardapolvos o útiles pero cerca del mediodía porque por las mañanas las aulas eran muy frías y también a los hospitales a inaugurar salas nuevas que salían lo mismo que la reforma del baño de su oficina.

            Un día iba caminando a su despacho y se dió cuenta que sus pies no tocaban el suelo, pensó que había muerto y que él era su alma, pero la gente lo miraba y lo saludaba. Era algo imposible. No puedo flotar y que a la gente no le importe, se dijo. Trató de llamar la atención pero no lo logró.. Nadie se asombraba, la unica ley que le faltaba quebrar era la de gravedad.

Pelear por un amor

           Sabía que tenía que lucharla. No era un pibe muy lindo, mejor dicho no era atractivo. Eso lo había aprendido de una amiga, hay pibes que ganan de lindos nomás y otros tienen un no se qué. Ese nosequé era personalidad y lo aprendió de otra amiga que sabía que tenían los pibes que físicamente no eran muy agraciados. Según ellas él no era feo, pero tampoco tenía personalidad lo que lo convertía en algo pasable, odiaba esas definiciones.
            Le gustaba una de las mas lindas del colegio. Linda en el sentido de que tenía todo: belleza y una personalidad que hacía que cualquiera con ella sonría, se sienta bien y no quiera que el tiempo pase. Cuando la vió en la otra punta del patio en el primer recreo se imaginó en un ring y con eso empezó a imaginar tácticas para ganar esa lucha por el amor de ella. Timbre, él se acerca lentamente y la empieza a rodear estudiándola. Trata de acercarse por un flanco pero ella da la vuelta y mira hacia otro lado porque la llaman, prueba por el flanco izquierdo,casi la tiene pero ella lo evita saludando a alguien y pasa a su lado sin siquiera sentir su presencia. El movimiento de cintura que hizo para pasar a su lado le hizo entender que iba a ser difícil acercarse sin una buena táctica. Ella se acercó casi al centro del patio y volvió para donde estaba antes y él la espero. Trató de interponerse en su camino pero ella amagaba, izquierda, derecha, izquierda, izquierda, cuando la tuvo cerca trató de acercar una mano para saludarla pero ella sonrió a alguien que estaba detrás de él, eso le hizo girar la cabeza. En ese momento de distracción ella  lo rodeó y terminó en el mismo lugar de antes. Mejor, pensó él, está contra la esquina, ahora es toda mía. Campana. Fin del primer encuentro.
            Espero la segunda oportunidad y pensó que este era el momento. Es a tres rounds. No puedo desperdiciarlo. Sonó la campana y fué directo a ella. No se imaginó que ella iba a usar una de las mejores armas que tenía, la sonrisa. Cuando él se acercó ella le disparó una sonrisa enorme con un hola directo al pecho. Se quedó sin aire. No contaba con eso, el iba confiado con la guardia baja y no pensó que iba a utilizar esa sucia jugada. Lo inutilizó por medio recreo. Los nervios del primer encuentro, la falta de experiencia y ese último ardid le hicieron perder minutos valiosísimos. Cuando se recuperó intentó alcanzarla, ella no perdía la vitalidad, estaba totalmente renovada y su destreza hacía que él baile de aquí para allá, recorrió todo el patio, en un momento pensó que quedaba detenida contra una de las paredes pero ella giró y fué para el lado del buffet. Ya se estaba quedando sin piernas y sin aire, necesitaba sorprenderla con una jugada. Cuando estaba por acercarse por detrás para rodearla, campana.
            Esta era la última oportunidad, se dijo. Es en esta o nada. Sóno la campana y fué directo a ella, nada de miedos, el miedo te paraliza y te hace perder tiempo, Tenía que hacer la misma jugada, se acercó de frente, le sonrió y le lanzó un hola, demasiado bajo. Ella ni se enteró y pasó al lado suyo como si nada. Miró el reloj y dijo, me queda poco tiempo es ahora o nunca. La tomó del brazo , la hizo girar y le pegó un beso en los labios. Ella abrió los ojos enormes, lo empujó e hizo algo con lo que él no contaba, utilizó el puño. Cuando sonó la campana ya le habían contado hasta mil.

Vida Modelo

            Llegó a su casa y vió a su madre revisando su habitación. Toda su ropa fuera de los cajones, las zapatillas abiertas como si su madre se hubiese metido dentro de cada una de ellas, En ese momento estaba revisando los bolsillos de la ropa colgada en el placard. Sobre la cama estaba un paquetito, pequeño, ínfimo. Lo vió y se le nubló la vista, sintió un frío en la nuca y sudor en las manos.
            La madre se dió vuelta y la vió en el umbral de la puerta petrificada y se abalanzó sobre el paquetito que estaba arriba de la cama. Se detuvo frente a ella con el rostro rojo de rabia y le apuntó con un dedo en el medio de los ojos.
            -De esto vamos a hablar con tu padre!! - la corrió del camino y se fué pegando un portazo mientras se retiraba gritando que esa no era la educación que le habían dado. Que se estaba arruinando la vida y que una no gana para disgustos.
            Ella se sentó mirando el estado de su habitación tras el allanamiento que le habían realizado. No hacía falta tanto escándalo, es normal consumir pensaba. Todos los amigos lo hacían, menos ella. Quería probar como era y le gustó. Desde ese día cada vez que iba a comprar algo se guardaba algo del vuelto, le pedía algo a la abuela, hacía uno que otra changuita y los fines de semana compraba algo. Siempre alguna tenía un poco encima y se sentaban a consumirlo juntas. No era una adicción, era placer.  Lo hacía porque le gustaba, no porque lo necesitaba. Podía dejarlo pero sabía que si lo hacía cada momento iba a estar pensando en la sensación que tenía cuando consumía.
            Estaba estudiando para ser modelo publicitaria y sabía que muchas de sus compañeras consumían a escondidas, porque les daba energía, porque era rico, por placer, o simplemente porque se podían dar el gusto. No era fácil estudiar, hacer la tarea, ir al gimnasio y después desfilar con solo un yoghurt y una manzana en tu estómago. Necesitaba tener esa energía que conseguía cada vez que consumía por más que después sienta culpa. Escuchó la puerta de calle y a su madre contándole a su padre lo que había encontrado en la habitación y que estaba harta de pagar tanto estudio y gimnasio para que ella sea una chica perfecta y que se venga a arruinar de esa manera. Sintió los pasos de su padre que se acercaban y se abrió la puerta. El la miró detenidamente, cerró la puerta con llave y se rió.
            -Qué pasó?
            -Nada, mamá me encontró todo y me dijo que la tengo harta. No entiende que no consumo todos los días, es una vez cada tanto, nada más. Dice que culpa de eso ella se arruinó la vida y que si sigo así voy a arruinar mi carrera de modelo.
            -No te preocupes. Yo confío en vos y se que te cuidás – miró hacia todos lados como si alguien estuviese observándolos, le guiñó un ojo, se metió la mano en el bolsillo, extrajo un chocolate y se lo dió- Esta vez escondelo bien o comelo todo. Que no se entere mamá..

Lo inevitable

    Lo primero que ví en sus ojos fué preocupación. No levantaba la vista, caminaba mirándose los zapatos y arrastraba los pies, para retrasar la inevitable llegada a destino. No era la primera vez que pasaba, la última vez que nos separamos un rato fué en un cumpleaños, y sabía que iba a sufrir un montón esa separación. Que esa hora, hora y media, que ibamos a estar separadas, iban a ser un calvario, por eso al llegar al lugar la despedí con un beso y le dije: “No te preocupes, en un rato nos vemos”, y giré para no ver esos ojos llorosos que me decían: “No me dejes sola, volvé”.
     Esta vez iba a ser igual, pero lo peor es que iba a pasar durante semanas. Los primeros días del colegio eran así, ya lo había comentado con unas amigas a las que les había pasado lo mismo. La separación duele, nosotras sabemos que es por un rato pero es difícil explicarle a alguien que no se quiere separar de nosotras un segundo que es solo por un par de horas. Por más que disimulen y aparenten seguridad se le ve en la mirada el dolor, el miedo, el temor a que esa separación se haga eterna.
     A medida que nos acercamos al colegio me apretaba cada vez más la mano y hacía el paso más lento. Es increible, pensé, siempre, los primeros días los nuevos llegan tarde, pasa todos los años y va a seguir pasando. En las últimas cuadras varios grupos de chicos nos pasaron corriendo, gritando, arrastrando mochilas, contentos. Atrás quedaban todos los nuevos. Ví que disimuladamente se limpiaba una lágrima que empezaba a asomar de sus ojos. Siempre en estos momentos hace lo mismo, pero no puedo aflojarle ahora. La miré y le dije “Estás bien?”, ella sacudió la cabeza como despabilándose de un pensamiento profundo y me dijo, “Sí, nada.. que te voy a extrañar, nada más”.
     Esa era la señal que me hacía falta para darme cuenta que la separación iba a ser dolorosa. A mí también me costaba dejarla, no es fácil decirle andá, andá, y soltarle la mano como si no nos importara nada. Quería buscar la forma de darle seguridad y a la vez demostrarle que estoy con ella. Esto, es parte del crecer, de madurar. Yo sé que es algo doloroso y suena a abandono, pero lo hago por su bien. Algún día, cuando lea estas lineas me lo va a agradecer y va a decir “me ayudaste a crecer sin miedo”.Nos detuvimos en la puerta de la escuela y le dije la frase que practicamos con mis amigas: “ En un rato nos vemos, y no te preocupes mamá, es mi primer día de clases, nada más”.
     No quise darme vuelta porque sabía que iba a estar llorando

Vuelta de página

            Germán sabía que estaba por morir, no sabía como ni cuando pero sí quien sería su asesino. Entró al bar y lo vió ahí como todos los días, un cigarrillo apagado en los labios debido a la prohibición de fumar en lugares cerrados y las armas con las que sería asesinado sobre la mesa. Se acercó sigilosamente, se paró al lado esperando que él le hable o al menos lo mire. Nada, ni un solo gesto. Después de tantas historias juntos él lo ignoraba como a tantos otros a los cuales les había quitado la vida.
            Sabía que no podía evitarlo, solamente quería una explicación, no merecía morir y menos en manos de Juán. Se sentó frente a él, se corrió el pelo de los ojos y le dijo
-Juan, tengo miedo. Si lo vas a hacer hacelo ahora, no quiero vivir más sabiendo que cualquier momento puede ser el último.
            Juan lo miró sorprendido, no era la primera vez que tenía una charla con una de sus víctimas pero sí la primera vez que lo enfrentaban en público. Siempre había hablado con ellas en su casa, a la medianoche y compartiendo una copa de vino a solas con la víctima.
-No me hagas esto Germán, acá no. Hablamos más tarde.. Todavía no decidí como te voy a matar, igual te aprecio muchísimo así que va a ser lo más rápido e indoloro posible, después hablamos.
-No hay un después.. y si me levanto, me voy y me matás cuando estoy de espaldas? Y si se te ocurre como hacerlo antes de la noche? Dame una oportunidad Juan. Si me aparecí acá en publico es porque realmente me gusta vivir, sabés que nunca te haría esto.
            Juan lo apreciaba mucho pero era el momento de terminar todo y no podía postergarlo. Ya había cometido el error de dejar vivir a alguien más de lo esperado y le convirtió la vida en algo tedioso y aburrido. No quería eso para Germán. Quería matarlo en su plenitud y que todos lo recuerden. Su trabajo consistía en eso, en que los demás los recuerden y la mejor manera era matarlos en el momento más intenso e importante de sus vidas.
-Germán, ehhh. Esto no es fácil, la gente me mira a mí y no a vos, fijate. Ellos me conocen hace mucho por lo que hago y quiero que te reconozcan a vos, que te recuerden.
-Pará, pará!! Me querés matar para que piensen en mí y no en vos? Estás loco!!
-No hay otra manera, vivo de esto. Además te dí todo lo que quisiste.. Querías una mina, la tuviste. Querías un buen trabajo, te dí el mejor. Querías tener coraje, te dí todo el coraje que pude darte para conseguir cada una de tus metas..
-Pero me matás y me sacás todo!!
-Shhh, bajá un poco. Querés seguir viviendo y que veas como es lo que viene? Nadie es feliz para siempre. Vas a perder la mina, en el laburo van a poner a alguien más joven y por menos plata y tu facha no te va a servir para siempre. Es mejor que pase ahora y que te recuerden así.
-Estoy en el mejor momento Juan! Sacame todo pero no me mates. No quiero nada. Ni mina, ni un buen laburo, nada.. Hago changuitas y picoteo algo cada tanto, facha tengo..
-Y que te recuerden así? Jajaja Nadie llora por un perdedor Germán! Lloran porque se murió alguien, nada más. Yo quiero que lloren porque VOS te moriste, no cualquiera.. VOS!
Tomó un sorbo de café y vió que sobre la mesa tenía su cuaderno abierto con el arma encima.Lo miró fijo, lo tomó de la mano y le dijo.
-Te voy a extrañar Germán..


             Tenía que ser ahora o nunca. Jamás había tenido una charla en público con una de sus víctimas y no las tenía porque después de terminar con ellas lloraba y mucho. Tomó la birome que estaba sobre el cuaderno abierto y empezó a escribir el último capítulo de su novela mientras Germán y la lágrima que surcaba su rostro lentamente se desvanecían y dejaban la silla vacía nuevamente.

Una de Salvajes

            Una noche entré en un sueño muy profundo y fuerte, era un indio salvaje. Estaba casi sin ropas parado junto a un arroyo cristalino y observaba a mi entorno con temor  y no quería estar ahí. Obviamente como pasa en algunos sueños uno sabe que se encuentra en uno de ellos y lentamente lo va llevando hacia lugares que son más agradables, como un recuerdo de la infancia o con una persona amada..o simplemente se despierta sobresaltado. No quise hacer nada de eso, por simple curiosidad me quedé, me acerqué al arroyo y lo miré, era tan cristalino que el fondo se veía como nunca lo había visto en toda mi vida. Me acerqué a un grupo y me dí cuenta que hablaba con los demás indígenas con sonidos que entendía, mi cabeza traducía instantaneamente cada seña o sonido como si fuese la lengua de toda mi vida.
            El sueño parecía tan real que esas horas parecían eternas, no tenía horario para comer, cosa que hice en varias oportunidades, lo hacía si tenía hambre y solo lo necesario para saciar mi apetito, me enamoré en reiteradas oportunidades y regalé piedras hermosas que encontraba o flores, o hacía señas delicadas con sonidos suaves para demostrar cuanto apreciaba la belleza de la persona con la que en ese momento me encontraba. El amor era así en ese lugar. Amabas “ese” momento de plenitud sin atarte a alguien eternamente esperando que alguna vez suceda algo nuevamente o rogando que no se apague esa llama.
            Nadie tenía nada, pero todos tenían todo. Los bosques eran nuestros, cuidábamos la tierra y solo matábamos animales para alimentarnos tal y como lo hacían ellos con sus presas. No existía la posesión, cada uno tenía lo que cabía en la palma de su mano y hasta eso se compartía. La única moda que había era una piel de animal en invierno y casi nada en verano. Podías ir donde quieras, caminé sin rumbo y me crucé con muchos como yo que solo tenían lo puesto y tomaban solo lo que necesitaban en ese momento y luego lo dejaban, una piedra para tallar en un tronco o para golpear algo, un trozo de carbón para hacer un dibujo o un simple palo para alcanzar un fruto.
            Nadie me quizo sacar nada ni convencerme de algo porque todos tenían lo que necesitaban y pensaban lo que querían. Me senté bajo un arbol y me dispuse a descansar, nadie se acercó a molestarme porque sobraban árboles para retosar y mucha sombra en el que me encontraba. Cerré los ojos para disfrutar ese hermoso sonido natural y apacible y me quedé dormido. Cuando desperté, me dí cuenta que soy el salvaje que soy y no el que soñé

La Sole

     Había trabajado toda la semana y soportado todas las cosas que una persona podía soportar, y lo hacía porque le gustaba estar con ella, ese era el mejor pago que podrían darle por tanto sacrificio. Los viernes a la tarde la cara se le iluminaba, trabajaba con la fuerza con la que la gente arrancaba un Lunes, le ponía toda la garra a cada cosa que emprendía y lo disfrutaba, su mirada decía “no vas a poder conmigo oficina estúpida” y le sonreía a cada carpeta terminada (mejor dicho, se burlaba de ellas). Para él no existían días a media máquina, era el mejor empleado porque los Lunes venía totalmente renovado y saludaba a todos, uno por uno, con una sonrisa radiante y para cuando se le terminaban las fuerzas se acercaba el viernes, lo que le provocaba una ansiedad enorme y con eso unas ganas de terminar el trabajo lo más rápido posible para estar con la Sole de nuevo. Una cadena sin fin con un combustible que no conocía nadie. El secreto era ella.
            Nadie en la Oficina la vió una sola vez siquiera, no tenía fotos en su compartimiento ni en la PC. Solo carteles amarillos adhesivos en el monitor con un “Sole te amo”, simplemente. Cuando le preguntaban por ella él les contaba que era única, que la conoció hace un tiempo de casualidad cuando se separó de su pareja anterior y que al principio le costó entenderla. Pero cuando lo hizo juró no dejarla nunca más. Ya llevaban un año juntos y todos se alegraron que lo sacara del pozo en el que había caído después de la ruptura con su ex.
            Saludó a todos con una sonrisa, acarició el cartelito pegado en el monitor con el “Sole te amo” y se fué, feliz como lo hacía todos los Viernes para volver radiante el Lunes a primera hora. Pasó por el supermercado y compró un buen vino para compartir con ella, unas velas, algo para desayunar en la cama y un libro. El ritual era siempre el mismo. Cenaba, se sentaba en el sillón con la luz tenue, se servía una copa de vino y le leía a la Sole hasta que lo vencía el sueño o el Malbec y se acostaba. Nadie entendería un amor como el que él tenía, si lo contara le dirían que estaba loco, que nadie puede tener una vida como la que el tiene. Pero porque nadie la conoce, nadie la sabe disfrutar como él. Cuando se encuentran el mundo es único, nada existe fuera de él y la Sole.

            Abrió la puerta del departamento y solo había silencio. Se quedó parado en el umbral  unos segundos y en la casa no había un solo ruido. Entró, dejó el libro sobre la mesa y el vino en la heladera donde había un imán que decía Sole. Fué a la habitación y la cama estaba tendida, todas las luces apagadas y el departamento absolutamente vacío...entonces sonrió. Ahí estaba ella, la Sole, su compañera de todas las noches y especialmente los fines de semana. Arrojó el saco sobre una silla, se sacó los zapatos, abrió el Malbec, prendió el velador y se puso a leer “en soledad” como hacía todos los fines de semana.

lunes, 5 de mayo de 2014

Mirame cuando te hablo

     No soportaba vivir más con él. No era algo del momento, se lo venía planteando hace mucho. No era solo escuchar sus reproches sino el temer convertirse en él, una versión envejecida de si mismo. Cada vez que se veían su mirada le decía “yo te dije”, “cuántas veces lo hablamos?” y su mirada, su aspecto...temía terminar así. Un tipo con la mirada triste, cansada, con ojeras que reflejaban años de estudios, trabajo y sacrificio. Unos ojos que decían que todo es en vano, que cuando le hablaban enrojecían de odio y hacía que sus arrugas se le marcaran con más fuerza, unos ojos que no disimulaban lo que las palabras trataban de endulzar y tampoco podían esconder las lágrimas. Él no quería verse así, por eso trataba con esfuerzo el encontrar la felicidad en cada cosa que hacía, en cada mujer que amaba como si fuese la primera y la última y en cada nuevo emprendimiento. Simplemente para no parecerse a él.
     Todas las mañanas hablaban antes de irse a trabajar y cuando llegaba por las noches tenían una pequeña charla sobre lo transcurrido en el día llena de reproches y de consejos llenos de “yo hubiera hecho tal cosa”, “prestame atención cuando hablamos o vas a terminar como yo”, etc. Y todo lo que hacía era tratar de no ser como él, no quería tener esa espalda encorvada, ese andar perdido ni esa mirada triste y melancólica. Trataba de no cruzarlo pero era inevitable hacerlo al menos dos veces al día. Evitarlo era esencial, se sentía fuerte, joven y seguro pero cada encuentro, cada charla, era peor que la anterior y sentía que verlo le hacía sentir avejentado, triste y taciturno. Lo evitó durante dos días, se levantó unos minutos más temprano, desayunó rápido y se fué sin siquiera mirarlo y por las noches se entretuvo tomando unos tragos con amigos y cenando con ellos para volver con el tiempo justo como para ducharse y acostarse sin siquiera intercambiar una sola palabra.

     Al tercer día de no verlo se sentía mejor que nunca. No había escuchado un reproche, un “sos un inútil”, ni había recibido ninguna mirada de desaprobación. Eso necesitaba, sentirse seguro. Es difícil cuando alguien te mira con ese asco todas las mañanas y es la última mirada que recibís por las noches y te muestra como vas a terminar si seguís cometiendo errores uno tras otro. Se levantó, puso a calentar el café, se acarició la cara para despejarse un poco y se dió cuenta que no podía ir a trabajar con ese aspecto. “Una cara feliz se nota más con una buena afeitada” se dijo. Entró al baño, se paró frente al espejo y ahí estaba, como todas las mañanas con esa cara de viejo cansado, triste y fracasado diciéndole: “Acá está. Esto es lo que sos. Así terminaste por no escucharme..”. Vió que se le llenaban los ojos de lágrimas como todas las mañanas y abrió el agua caliente para empañar su imágen, quizás con eso evitaría ver como esa mirada le decía “me arruinaste le vida” mientras le caía una lágrima lentamente..