sábado, 31 de mayo de 2014

Un último caso


            Hace años trabajaba en la misma oficina. Se había retirado de la policía y a la semana se mandó a hacer un cartel que decía Ricardo Trepani Detective Privado, el sueño del pibe. Todos sus años de experiencia en las calles le sirvieron para llegar a este objetivo, desde chico vivió alimentado por historias de hombres de sobretodos beige, pipa y sombrero salvando a hermosas damas de piernas larguísimas, vestidos ajustadísimos con un tajo al costado que dejaba asomar sus piernas hasta el muslo y labios rojos que sostenían una larga boquilla para cigarrillos.
            Lamentablemente la realidad era otra. La mayoría de los casos eran por divorcios, engaños, mujeres que desconfiaban de sus maridos porque regresaban tarde de trabajar o esposos que desconfiaban de sus mujeres porque ellas de repente se cuidaban, bajaban de peso y se maquillaban más de la cuenta. No había tiroteos, espías, intrigas o persecuciones a alta velocidad, todo se limitaba a sentarse a esperar en la entrada de un edificio y tomar nota. Lamentablemente por culpa de sus investigaciones muchas parejas quedaban disueltas así que decidió vivir de su jubilación y dejarse de destruir relaciones que ya no lo eran, en todo caso que se encarguen ellos solos. Nunca más lastimar a nadie, llegar a la vejez le hizo ver la vida de otra manera, ya no quería más corazones destruidos por su culpa. Estaba guardando los libros, vaciando sus cajones y embalando todo en cajas cuando alguien golpeó a su puerta
     -Adelante
     -Buen día, Ud es el Detective Trepani?
     -Sí, pero ya me estaba yendo, discúlpeme..
Era un muchacho rechoncho de unos 40 y pico de años, algo calvo, con una camisa que le sobraba en el cuello y un saco que le quedaba corto de mangas, o la ropa era prestada o trató de combinar lo poco que tenía para venir a verlo arreglado. Una a favor era que no tenía anillo de bodas ni marca de haber usado alguno últimamente así que por lo menos no era uno de esos trabajos donde se destrozaban corazones. Bueno, se dijo, escuchemos, quizás mi trabajo de despedida me deje un buen recuerdo después de tantos años.
     -Disculpe, estaba buscando a una persona que conozco de la infancia y sé que Ud es bueno, me dieron referencias suyas.
     -Sí, digamos que soy de los que no sueltan el hueso. Pero le aclaro que engaños o sospechas de engaño no manejo más..
     -No, no se preocupe. Mire, le traje unas fotos. Esta es la chica que quiero encontrar, el de al lado de ella soy yo, salimos durante un tiempo en mi adolescencia y no puedo olvidarla, necesito verla y saber si está sola. No me gustaría llevarme una desilusión y encontrarla casada y con hijos... y feliz
     -A ver, déjeme ver.. La chica es esta rubia hermosa, alta de pelo largo?
     -Sí
     -Y el de la foto es Ud??
     -Sí, no diga nada. La vida no fue buena conmigo, igual esa foto tiene casi 30 años..         seguramente ella no es la misma pero no se preocupe le traje todos sus datos, nombre, parientes, última dirección que conozco de ella, todo.
     -Bueno, deme una semana y págueme parte de los honorarios ahora y el resto cuando la localice, veo que es algo fácil.
Se sentaron, hablaron de los costos, él le dio un par de datos más de esa bella chica de hace 25 años y se despidieron. A primera hora de la mañana fue al primer lugar que le pareció correcto para comenzar la búsqueda, su última dirección, con una buena excusa, juntar a todos los egresados de la escuela para festejar los 25 años . Ella se había mudado hace diez años pero sus padres seguían viviendo ahí y en diez minutos le dieron la nueva dirección de su hija. Llegó a su casa y se dio cuenta que era el trabajo menos redituable que había tomado en toda su carrera como detective, en cuestión de horas tenía todo resuelto. Llegó a la puerta y llamó al portero eléctrico, una voz apagada, eléctrica y distorsionda le dijo que ya bajaba. Era imposible adivinar como sería la mujer que bajaría, sacó la foto y la observó de nuevo, los dos estaban bellos, jóvenes y enamorados y se iban a reencontrar después de 25 años.
     -Sr, Marlowe?
Se dio vuelta y vió a la mujer más hermosa que había imaginado en su vida, piernas largas, un vestido que parecía pintado sobre la piel y una cabellera rubia que caía sensualmente sobre sus hombros descubiertos, tampoco tenía alianza de bodas ni marcas de haber usado una. Le sonrió con unos labios rojos y carnosos y le preguntó
     -Ud es de la escuela donde yo iba? No lo recuerdo..
     -No, en verdad me dijeron que trate de ubicar a la mayor cantidad de ex alumnos y si estaban de acuerdo en hacer una fiesta por  los 25 años. Si está de acuerdo la anoto, sería una pena organizarla y que no vaya nadie.
     -Por supuesto que iría, le doy una tarjeta mía, ahí está mi email, dígale a mis ex compañeros que cuando quieran, gracias.
     -Es un placer señora, gracias, estamos en contacto, hasta luego..
Caminó unas cuadras y se puso a pensar en lo fácil que habia resultado todo, demasiado. Se sentó en la oficina miró la foto, levantó el teléfono y marcó, cuando empezó a sonar colgó. Tomó la foto de nuevo entre sus manos y recordó su decisión de cerrar la agencia de Detectives, lo hacía para no destrozar corazones y estaba por volver a hacerlo. Lo llamó por teléfono y le contó su versión de los hechos. La chica se había mudado, estaba viviendo en la Provincia de Buenos Aires en un pueblito tranquilo, fue más fácil encontrarla que reconocerla, no se parecía en nada a la chica de la foto, tenía 5 chicos, y esperaba un sexto de su tercera pareja. Si no fuese por el nombre él se hubiera pensado que hablaba con otra persona pero iba al mismo colegio que el muchacho de la foto pero lo recordaba a duras penas. Le dijo que se olvide de pagarle, que estaba por cerrar la agencia y esto fue solo un trabajo de cortesía como despedida. Cortó y se dio el gusto de irse con la promesa cumplida de no destrozar un corazón nunca más en su vida.

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