Hace años trabajaba en la
misma oficina. Se había retirado de la policía y a la semana se mandó a hacer
un cartel que decía Ricardo Trepani Detective Privado, el sueño del pibe. Todos
sus años de experiencia en las calles le sirvieron para llegar a este objetivo,
desde chico vivió alimentado por historias de hombres de sobretodos beige, pipa
y sombrero salvando a hermosas damas de piernas larguísimas, vestidos
ajustadísimos con un tajo al costado que dejaba asomar sus piernas hasta el
muslo y labios rojos que sostenían una larga boquilla para cigarrillos.
Lamentablemente la realidad
era otra. La mayoría de los casos eran por divorcios, engaños, mujeres que
desconfiaban de sus maridos porque regresaban tarde de trabajar o esposos que
desconfiaban de sus mujeres porque ellas de repente se cuidaban, bajaban de
peso y se maquillaban más de la cuenta. No había tiroteos, espías, intrigas o
persecuciones a alta velocidad, todo se limitaba a sentarse a esperar en la
entrada de un edificio y tomar nota. Lamentablemente por culpa de sus
investigaciones muchas parejas quedaban disueltas así que decidió vivir de su
jubilación y dejarse de destruir relaciones que ya no lo eran, en todo caso que
se encarguen ellos solos. Nunca más lastimar a nadie, llegar a la vejez le hizo
ver la vida de otra manera, ya no quería más corazones destruidos por su culpa.
Estaba guardando los libros, vaciando sus cajones y embalando todo en cajas
cuando alguien golpeó a su puerta
-Adelante
-Buen día, Ud es el Detective
Trepani?
-Sí, pero ya me estaba yendo,
discúlpeme..
Era un muchacho rechoncho de unos
40 y pico de años, algo calvo, con una camisa que le sobraba en el cuello y un
saco que le quedaba corto de mangas, o la ropa era prestada o trató de combinar
lo poco que tenía para venir a verlo arreglado. Una a favor era que no tenía
anillo de bodas ni marca de haber usado alguno últimamente así que por lo menos
no era uno de esos trabajos donde se destrozaban corazones. Bueno, se dijo,
escuchemos, quizás mi trabajo de despedida me deje un buen recuerdo después de
tantos años.
-Disculpe, estaba buscando a
una persona que conozco de la infancia y sé que Ud es bueno, me dieron
referencias suyas.
-Sí, digamos que soy de los
que no sueltan el hueso. Pero le aclaro que engaños o sospechas de engaño no
manejo más..
-No, no se preocupe. Mire, le
traje unas fotos. Esta es la chica que quiero encontrar, el de al lado de ella
soy yo, salimos durante un tiempo en mi adolescencia y no puedo olvidarla,
necesito verla y saber si está sola. No me gustaría llevarme una desilusión y
encontrarla casada y con hijos... y feliz
-A ver, déjeme ver.. La chica
es esta rubia hermosa, alta de pelo largo?
-Sí
-Y el de la foto es Ud??
-Sí, no diga nada. La vida no
fue buena conmigo, igual esa foto tiene casi 30 años.. seguramente ella no es
la misma pero no se preocupe le traje todos sus datos, nombre, parientes,
última dirección que conozco de ella, todo.
-Bueno, deme una semana y
págueme parte de los honorarios ahora y el resto cuando la localice, veo que es
algo fácil.
Se sentaron, hablaron de los costos, él le dio un par de datos más de
esa bella chica de hace 25 años y se despidieron. A primera hora de la mañana
fue al primer lugar que le pareció correcto para comenzar la búsqueda, su
última dirección, con una buena excusa, juntar a todos los egresados de la
escuela para festejar los 25 años . Ella se había mudado hace diez años pero
sus padres seguían viviendo ahí y en diez minutos le dieron la nueva dirección
de su hija. Llegó a su casa y se dio cuenta que era el trabajo menos redituable
que había tomado en toda su carrera como detective, en cuestión de horas tenía
todo resuelto. Llegó a la puerta y llamó al portero eléctrico, una voz apagada,
eléctrica y distorsionda le dijo que ya bajaba. Era imposible adivinar como
sería la mujer que bajaría, sacó la foto y la observó de nuevo, los dos estaban
bellos, jóvenes y enamorados y se iban a reencontrar después de 25 años.
-Sr, Marlowe?
Se dio vuelta y vió a la mujer más hermosa que había imaginado en su
vida, piernas largas, un vestido que parecía pintado sobre la piel y una
cabellera rubia que caía sensualmente sobre sus hombros descubiertos, tampoco
tenía alianza de bodas ni marcas de haber usado una. Le sonrió con unos labios
rojos y carnosos y le preguntó
-Ud es de la escuela donde yo
iba? No lo recuerdo..
-No, en verdad me dijeron que
trate de ubicar a la mayor cantidad de ex alumnos y si estaban de acuerdo en
hacer una fiesta por los 25 años. Si
está de acuerdo la anoto, sería una pena organizarla y que no vaya nadie.
-Por supuesto que iría, le
doy una tarjeta mía, ahí está mi email, dígale a mis ex compañeros que cuando
quieran, gracias.
-Es un placer señora,
gracias, estamos en contacto, hasta luego..
Caminó unas cuadras y se puso a pensar en lo fácil que habia resultado
todo, demasiado. Se sentó en la oficina miró la foto, levantó el teléfono y
marcó, cuando empezó a sonar colgó. Tomó la foto de nuevo entre sus manos y
recordó su decisión de cerrar la agencia de Detectives, lo hacía para no
destrozar corazones y estaba por volver a hacerlo. Lo llamó por teléfono y le
contó su versión de los hechos. La chica se había mudado, estaba viviendo en la
Provincia de Buenos Aires en un pueblito tranquilo, fue más fácil encontrarla
que reconocerla, no se parecía en nada a la chica de la foto, tenía 5 chicos, y
esperaba un sexto de su tercera pareja. Si no fuese por el nombre él se hubiera
pensado que hablaba con otra persona pero iba al mismo colegio que el muchacho
de la foto pero lo recordaba a duras penas. Le dijo que se olvide de pagarle,
que estaba por cerrar la agencia y esto fue solo un trabajo de cortesía como
despedida. Cortó y se dio el gusto de irse con la promesa cumplida de no
destrozar un corazón nunca más en su vida.
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