Hace unos meses había abierto una
cuenta en Facebook. De aburrido nomás, con sus casi 50 años se
sentó frente a la PC y puso una foto de él en la que estaba más o
menos pasable. Lo que más hacía era seguir páginas de chistes y de
noticias, y se sentaba todas las tardes a compartir chistes y
comentar publicaciones con sus “Amistades”. Siempre se reía de
ese término, pero era el que se utilizaba en la Red, así que
siempre cuando entraba o salía saludaba a sus “Amigos” y ponía
un videito musical o una fotito con una frase.
Una mañana entre las solicitudes vió
un nombre que le hizo volver a su adolescencia, abrió el enlace y
era ella. No lo podía creer, estaba tan hermosa como hace casi 30
años. Aceptó la solicitud y se paró a preparar unos mates cuando
escuchó el sonido de un mensaje en el Facebook. Lo dejó, podía
esperar, total el Face no es algo urgente seguro era alguien para
responderle algún comentario político que puso o cargarlo por el
empate sobre la hora. Estaba pensando en una buena respuesta en caso
de que sea una verdugueada mientras seguían sonando los mensajes
cuando vió que había casi 10 y eran todos de ella. No sabía que
hacer, si los abría ella se daría cuenta que los había leído y si
se desconectaba también así que se quedó mirando la foto de su
primer amor y recordando todo lo que habían vivido juntos. Fueron
pocos meses pero el amor que tenía por ella era tan real que cuando
él cayó en un pozo depresivo debido a problemas familiares,
laborales y de estudios, prefirió dejarla a arrastrarla con él o
que vea como lentamente se autodestruía. Tomó un par de mates y se
dispuso a hablarle, se saludaron, recordaron viejos momentos, se
confesaron que ambos habían sido el amor de sus vidas y luego
empezaron a contar sus historias. Ella tenía dos hijos, la parejita.
El tenía 3, dos nenas y un nene. Ella estaba casada con la misma
persona hace 19 años, él 17. Ella tenía una casa grande con
Jardín, la compraron a medias. Él tenía un departamento en Capital
Federal con vista al frente.
Estuvieron durante horas hablando y
preguntándose que sería de ambos si el noviazgo hubiese seguido.
Finalmente él le aclaró que si hubiese sido así la vida de los dos
hubiese cambiado completamente. El que no hayan seguido juntos hizo
que cada uno conociera a otra persona, casarse, tener hijos
maravillosos y un hogar. Se rieron de la conclusión y prometieron
seguir hablándose en un futuro. Él se levanto y miró hacia los
costados y ahí estaba, con casi 50 años alquilando la misma
habitación de pensión con baño compartido hace casi una década,
sin hijos, trabajando por dos mangos y solo, como siempre. La seguía
amando y lo que hizo fué para cuidarla, no podía decirle la verdad
y prefirió inventarle esa historia de hombre felizmente casado y con
hijos para que ella siga teniendo la imagen de ganador que ella
merecía hace 30 años. Prefirió mentirle.
Y ella también..
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